Home Books Family Articles Pictures Press Curriculum Links Conctact
Inicio Libros Artículos Familiares Fotos prensa Curriculum Enlaces Contactar
Carmen Zayas-Bazán, una vida trágica // Carmen Zayas-Bazán, a tragic life
Es tan bella mi Carmen, es tan bella,
que si el cielo la atmósfera vacía
dejase de su luz, dice una estrella
que en el alma de Carmen la hallaría.
José Martí


María del Carmen de Zayas-Bazán e Hidalgo nació en Puerto Príncipe el 29 de mayo de 1853. Era la tercera hija de Francisco de Zayas-Bazán y Varona e Isabel María Hidalgo y Cabanillas, natural de Cienfuegos. Tuvo cinco hermanas: Rosa del Carmen, Isabel Amalia, María Amalia, María de los Ángeles y María Merced; y cuatro hermanos: Francisco, José María, Francisco Xavier y José Ramón.

Francisco, el padre, era abogado y propietario del Ingenio Monte Grande, en la jurisdicción de Puerto Príncipe. Dice el libro Orígenes, de Juan Bruno Zayas de la Portilla, que trata del linaje de los Zayas-Bazán: "Era autonomista y se oponía a la independencia de Cuba. En 1869, recién comenzada la Guerra de los Diez Años, estableció contacto con el Comandante insurrecto Francisco Arredondo y Miranda con la idea de aconsejarle que abandonara las armas. Arredondo lo arrestó, y como castigo, hizo que la escolta que lo conduciría hasta Sibanicú fuera íntegramente formada por soldados negros".

El 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes en su pequeño ingenio La Demajagua, cerca de Bayamo, le dio libertad a sus treinta esclavos y declaró el Grito de Yara que dio comienzo a la Guerra de los Diez Años. En noviembre, Ignacio Agramonte levantó la bandera de la rebelión en la región de Puerto Príncipe. Era el resultado de un conflicto entre criollos y peninsulares que venía de muchos años atrás pero que se había exacerbado con el enriquecimiento de los españoles en la segunda mitad del siglo XIX. Fue una lucha larga, violenta y sangrienta en la que murieron 208,000 españoles y 50,000 cubanos y que tuvo lugar principalmente en el territorio que en 1878 se convertiría en las provincias de las Villas, Camagüey y Oriente. Al principio, los peninsulares contaban con el apoyo de los comerciantes españoles y sus familias, los habaneros prósperos de origen español, los voluntarios peninsulares de la clase media y media baja y un ejército de 7,000 hombres. Los criollos rebeldes contaban con parte de la población, los esclavos liberados, una minoría grande de blancos y una mayoría de negros libres.

Para octubre de 1869, se empezaron a quemar las plantaciones de azúcar con el propósito de destruir la economía. En este estado bélico se arruinaron muchísimas familias cubanas que por el conflicto se vieron forzadas a abandonar la Isla. Una rama de los Zayas-Bazán, entre ellos mi bisabuelo, se radicó en la República Dominicana. El padre de Carmen, don Francisco, ya viudo, optó por emigrar con su familia a México en 1871. Allí vivía Carmen con don Francisco y sus hermanas Isabel y Rosa. Conoció a Martí en la casa de Ramón Guzmán, un mexicano esposo de Rosa, en febrero de 1875. La fraternidad de los exiliados y la afición por el ajedrez de don Francisco, hicieron posible que Martí frecuentara la casa y eventualmente los jóvenes se hicieron novios. A pesar de las reservas de don Francisco, cuando Martí parte hacia Guatemala en enero de 1887, ya estaban comprometidos.

Martí y Carmen se casaron en la Catedral de México el 20 de diciembre de 1877. Ella tenía 24 años y él sólo era cuatro meses mayor que ella. Los recién casados viajaron a Acapulco y después a Guatemala, donde residieron hasta el 27 de julio de 1878, fecha en que partieron para La Habana vía Honduras.

Se había firmado la Paz del Zanjón, lo que hacía posible que Martí y Carmen regresaran a su añorada Cuba. A los once meses de casados tendrían a su único hijo, José Francisco Martí y Zayas-Bazán, que nació en La Habana el 22 de noviembre de 1878.

La llegada a La Habana fue una decepción para Carmen. Las autoridades españolas les eran hostiles y la situación económica era precaria. En una carta a Mercado le dice Martí: "Hoy mi pobre Carmen, que tanto lloró por volver, se lamenta de haber llorado tanto… Todo lo compensa mi mujer heroica y mi lindísimo hijo".

En La Habana Martí volvió a conspirar contra España: lo consideraba su deber. El 17 de septiembre de 1879 fue apresado y el 25 del mismo mes salía deportado para España. Carmen quedaba desamparada en La Habana. Al poco tiempo tiene que volver a Camagüey a refugiarse en la casa del padre, que nunca vio con buenos ojos su boda con el joven revolucionario. En Madrid Martí está poco más de tres meses y en una carta le dice a su amigo Miguel Viondi, que fuera su compañero de bufete en Cuba: "¡Qué será de mí por estos yermos, sin noticias de mi mujer y de mi hijo!"

Martí decide trasladarse a Nueva York y desde allí le escribe a Viondi: "Desde el 3 de enero ando por las calles con las carnes sanas y los huesos fuertes, pero con el corazón herido por la mano más blanca que he calentado con la mía". A pesar de todo le manda a Viondi dinero para el viaje de Carmen y del hijo y le pide que los ayude a reunirse con él en Nueva York.

Se vuelven a ver en Nueva York el 3 de marzo de 1880. Martí se le queja en una carta a su amigo Mercado: "Carmen no comparte mi devoción a mis tareas de hoy, pero compensa estas pequeñas injusticias con su cariño siempre tierno y con una exquisita consagración a esta delicada criatura que nuestra buena fortuna nos dio por hijo… Regaño a Carmen porque ha dejado de ser mi mujer para ser su madre…". Martí protesta porque Carmen no entiende su pasión por Cuba, pero él tampoco entiende la pasión de una madre por su hijo y su deseo de formar un hogar estable y tranquilo.

Siguen meses muy ocupados en los que Martí asume la presidencia del Comité Central de Nueva York y trabaja para un periódico. Pero no ganaba lo suficiente para cubrir los gastos del hogar y el invierno se acercaba. Carmen decide volver a Cuba con su hijo a fines de octubre; habían pasado sólo ocho meses juntos, meses difíciles para el matrimonio.

En Puerto Príncipe Carmen se encuentra que no es bienvenida en la casa de su padre. María Amalia, una de sus hermanas menores, estaba casada con el coronel español Leopoldo Barrios y sus hermanos la veían como una carga familiar que no debía estar en esa casa y que incurría en gastos. Desesperada, le pide al padre la parte de la herencia de la madre que le correspondía desde hacía tres años "porque no tenía ni para zapatos del niño". Don Francisco se molestó ante lo que consideraba una impertinencia de la hija y le dijo que sólo podía darle 40 pesos para vivir y sus necesidades. Se ve forzada a vivir en casa de sus tías Isabelita y Carmen, que fueron como madres para ella, aunque la situación era tan mala que "comía escasamente con tal de salvarle la leche a mi hijo". En otra carta le dice a Martí: "... me han herido, me han injuriado, me han ofendido todos".

La animosidad del padre, de los hermanos y del cuñado español es porque se ha casado con un enemigo del gobierno español. Tampoco se lleva bien con los padres de Martí. Por eso, después de ir a La Habana, en una carta le dice al Apóstol: "Me llevo la triste convicción de que tu familia no me querrá jamás; al niño sí lo quieren". Y sobre su estado anímico le confía en la misma carta: "Tengo sed de cariño, de ver solícitas a esas gentes que me quieren todavía viviendo y llorando conmigo... ¿Cuándo verás a tu hijo?"

Carmen se resiste a ir a Caracas, donde se encuentra Martí, porque pensaba que lo correcto era que él regresara Cuba. En una carta fortísima lo acusa de cobarde: "Mucho más que tú tienen méritos esos hombres que lucharon y que hoy se rinden, no a un gobierno que combatieron sino a las necesidades de sus hijos no satisfechas… Sacrificar a todos y cantar purezas lejos del contagio, olvidando cuanto hay de más sagrado en la tierra, y más serio en la vida, ni es valor ni así se cumple con el deber".

Martí le responde en una larga carta en la que le explica que no se puede exponer a perder su libertad en Cuba, que no hay garantías y sin ellas no debe emprender el viaje a la Isla. Y termina la carta abriendo su corazón herido: "Me dices que vaya; ¡si por morir al llegar, daría la vida! No tengo, pues, que violentarme para ir; sino para no ir. Si lo entiendes, está bien. Si no, ¿qué he de hacer yo? Que no lo estimas, ya lo sé. Pero no he de cometer la injusticia de pedirte que estimes una grandeza meramente espiritual, secreta e improductiva".

Carmen se queda en Puerto Príncipe hasta que Martí con su trabajo de vicecónsul del Uruguay, sus artículos periodísticos y sus traducciones en 1882 puede alquilar una casita nueva en Brooklyn. Allí vivieron con cierta estabilidad. Pero Carmen era una mujer fuerte, exaltada, altiva y celosa que pretendía que Martí fuera no sólo un buen marido sino que se dedicara a su hogar y al trabajo productivo. Ya antes de casarse en una carta le había confesado a Martí: "Es cierto que desde que te vi te amé, pero también es cierto que desde que te conozco no he tenido un día de calma, pues los celos me matan…"

Sin embargo, Martí era un hombre público que tenía deberes importantes que chocaban con las aspiraciones de Carmen. La falta de compenetración entre ellos continuó y Carmen decidió regresar a La Habana con Pepito en marzo de 1885. Carmen no volvió a Nueva York hasta mediados de 1891. Habían pasado seis años separados y ya era demasiado tarde para el matrimonio. Martí entonces tenía una relación amorosa con Carmita Miyares. Y algo le habrán comentado sus amigas o quizás leyó en los Versos Sencillos estrofas como éstas:

Mi amor del aire se azora:
Eva es rubia, falsa es Eva:
viene una nube, y se lleva
mi amor que gime y que llora.

Se lleva mi amor que llora
esa nube que se va:
Eva me ha sido traidora:
¡Eva me consolará!

Versos que de clara manera decían que el poeta había encontrado en otra mujer el consuelo que la esposa no le daba. Tienen que haberla molestado tanto que a los dos meses de arribar, a espaldas de Martí y con la ayuda de Enrique Trujillo, se fue al consulado español para solicitar su regreso a La Habana.

Nunca más se volvieron a ver, aunque se escribían periódicamente y Martí le siguió enviando regularmente una mesada.

Después de la Muerte de José Martí, Carmen fue a Nueva York con su hijo en septiembre de 1895 para recoger las pertenencias del esposo, pero cumpliendo instrucciones de Martí, Gonzalo de Quesada le había dado a Carmita los cuadros y sus papeles.

Es justo hacer notar que antes de ese viaje Carmen trató, apenas murió Martí, de que le entregaran el cadáver de su esposo para enterrarlo en el panteón de la familia Zayas-Bazán. Su gestión con el General Arderius, Gobernador General, fue en vano. Pero debemos reconocer la digna actitud que asumió esta mujer, ejemplar para unos y egoísta para otros, ante el destino adverso que marcó su vida.

Contra la oposición de la madre, el hijo de Martí, a los dieciocho años, se unió al Ejército Libertador de Cuba el 21 de marzo de 1897. En la manigua obtuvo el grado de Capitán. Después de la Guerra de Independencia se hizo ingeniero y llegó a ser Secretario de Guerra y Marina, General y Jefe del Ejército Nacional de Cuba. Murió en La Habana el 22 de octubre de 1945 sin dejar descendencia.

Pienso que a pesar de sus diferencias, Carmen Zayas-Bazán fue la mujer que Martí más amó, aunque ella por su egoísmo y falta de comprensión no supo o no quiso corresponderle como Martí anhelaba. Carmen nunca se volvió a casar, pese a haber vivido junto al Apóstol muy pocos años. Llevó su viudez ejemplarmente hasta que falleció en La Habana el 15 de enero de 1928. Sus restos fueron trasladados de La Habana a Camagüey el 30 de junio de 1951 y depositados en el panteón de la familia Zayas-Bazán. Ese mismo día, los restos de José Martí se depositaban en un gran mausoleo en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba. Triste epitafio de dos almas que nunca se entendieron.

_______________

El Dr. Eduardo Zayas-Bazán es Profesor Emérito de East Tennessee State University y autor de libros de texto de español a nivel universitario. Actualmente dirige El Camagüeyano Libre, órgano oficial del Municipio de Camagüey en el Exilio; es vicepresidente de Herencia Cultural Cubana y tesorero de la Asociación Nacional de Educadores Cubano-Americanos. El artículo fue leído en 25 de enero de 2006 en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami en la presentación de "Carmen Zayas-Bazán y Carmita Miyares en la vida de José Martí:".




....:::::::: ENGLISH ::::::::.....


María del Carmen de Zayas-Bazán Hidalgo was born in Puerto Príncipe on May 29, 1853. She was the third daughter of Francisco de Zayas-Bazán Varona and of Isabel María Hidalgo Cabanillas, a native of the city of Cienfuegos. She had five sisters: Rosa del Carmen, Isabel Amalia, María Amalia, María de los Ángeles and María Merced; and four brothers: Francisco, José María, Francisco Xavier and José Ramón.

Francisco, her father, was a lawyer and owner of the sugar mill Monte Grande, in the territory of Puerto Príncipe. The book Orígenes by Juan Bruno Zayas de la Portilla, which deals with the Zayas-Bazán's lineage, states: "He was an autonomist and he was against Cuba's independence. In 1869, after having just started the Ten-year War, he made contact with rebel Major Francisco Arredondo Miranda with the idea of convincing him to abandon the insurrection. Arredondo arrested him, and as punishment, he had the men who took him to the town of Sibanicú, be all black soldiers."

On October 10, 1868, Carlos Manuel de Céspedes in his small sugar mill La Demajagua, near Bayamo, set free his 30 slaves and proclaimed the Grito de Yara (the Yara Protest), which started the Ten-Year War. In November, Ignacio Agramonte raised the rebellion's flag in the region of Puerto Príncipe. It was the result of a conflict between creoles and Spaniards which had festered for many years but had become worse with the enrichment of the Spaniards in the second half of the XIX century. It was a long, violent and bloody fight in which 208,000 Spaniards and 50,000 Cubans died, and which took place largely in the territory that in 1878 would be turned into the provinces of Las Villas, Camagüey and Oriente. At the start, the Spaniards counted on the support of the Spanish merchants and their families, the prosperous inhabitants of Havana of Spanish origin, the Spanish volunteers of the middle and lower middle classes, and an army of 7000 men. The rebel creoles counted on part of the population, the liberated slaves, a large minority of whites, and a majority of free blacks.

By October of 1869, sugar plantations began to be burned with the purpose of destroying the economy. In that bellicose state, many Cuban families were ruined and due to the conflict were forced to abandon the Island. A branch of the Zayas-Bazán, among them by great grandfather, moved to the Dominican Republic. Don Francisco, Carmen's father, already a widower, opted to emigrate with his family to México in 1971. There Carmen lived with Don Francisco and her two sisters Isabel and Rosa. She met José Martí in February of 1875 in Ramón Guzmán's home, a Mexican who was married to Rosa. The brotherhood of the exiled and Don Francisco's love for chess, made it possible for Martí to frequent the house, and eventually the young couple became sweethearts. In spite of Don Francisco's reservations, when Martí departed for Guatemala in January of 1887, they were already engaged.

Martí and Carmen married in México City on December 20, 1877. She was 24 years old and he was only for months older than her. The newlywed traveled to Acapulco and later to Guatemala, where they lived until July 27, 1878, when they departed for Havana via Honduras.

The Zanjón Peace had been signed, which made it possible for Martí and Carmen to return to their longed-for Cuba. When they were married for eleven months, they would have their only son, José Francisco Martí Zayas-Bazán, who was born in Havana on November 22, 1878.

The arrival at Havana was a disappointment to Carmen. The Spanish authorities were hostile and the economic situation was precarious. In a letter to Mercado, Martí states: "Today my poor Carmen, who cried so much in order to return, regrets having cried so much. . . All is compensated by my heroic wife and my beautiful son."

In Havana Martí again began to conspire against Spain, considering it his duty. On September 17, 1879, he was arrested and on the 25th of that same month he was deported to Spain. Carmen was left abandoned in Havana. A short while later, she had to return to Camagüey to take refuge in the home of her father, who never approved of his daughter's marriage to the young revolutionary. Martí stayed in Madrid a little over three months and, in a letter to his friend Miguel Viondi, who was a colleague at the law firm in Cuba, he writes: "What will become of me in this inhospitable land, without news from my wife and son!"

Martí decided to move to New York and from there he writes to Viondi: "Since January 3, I have been meandering in the streets with good health and strong bones, but with my heart broken by the whitest hand that I have warmed in mine." In spite of everything, he sends Viondi money for Carmen and their son's trip and asks him to help them get together with him in New York.

They see each other again in New York on March 3, 1880. In a letter Martí complains to his friend Mercado: "Carmen doesn't share my devotion for my tasks nowadays, but she compensates those small injustices with her always tender love and her exquisite dedication to that delicate creature that our good fortune gave us as a son . . . .I scold Carmen because she has stopped being my wife to become his mother. . . ." Martí protests because Carmen doesn't understand his passion for Cuba, but neither does he understand the passion of a mother for a son and the desire to have a stable and peaceful home.

A number of very busy months follow in which Martí takes on the presidency of the Central Committee of New York and he works in a newspaper. But he did not earn enough to cover his home's expenses and winter was approaching. At the end of October Carmen decides to return to Cuba with their son. They had spent just eight months together, difficult months for the couple.

In Puerto Príncipe Carmen realizes that she is not welcome in her father's home. María Amalia, one of her younger sisters, was married to a Spanish colonel, Leopoldo Barrios, and her brothers saw her as a family burden who shouldn't be staying with them and who incurred expenses. Desperate, Carmen asks her father for the part of her mother's inheritance which had belonged to her for three years "because she didn't even have money to buy shoes for her son." Don Francisco became upset because he considered the request insolent of his daughter, and he told her that he could only give her 40 pesos to live and for her needs. Carmen is then forced to live with her aunts Isabelita and Carmen, who were like mothers to her, although the economic situation was so bad that "they hardly ate in order to have milk for her son." In another letter she tells Martí: "I have been hurt, I have been insulted, I have been offended by all."

The animosity of her father, brothers and Spanish brother-in-law arises because she has married an enemy of the Spanish government. She also doesn't get along with Martí's parents. That is why, after visiting Havana, in a letter to Martí she says: "I have the sad conviction that your family will never care for me; they do love our son." And about her emotional state she confides in the letter: "I am thirsty for love, to see solicitous people who still love me living and crying with me . . . When will you see your son?"

Carmen resists going to Caracas, where Martí is now, because she thought that the correct thing for him to do was to return to Cuba. In a very strong letter she accuses him of being a coward: "Those men who fought and now have surrendered, not to the government they fought, but to the unsatisfied needs of their children, are much more meritorious than you . . . To sacrifice everybody and to sing platitudes far away from reality, forgetting what is sacred on earth and of importance in one's life, it's neither brave nor the manner in which you do your duty."

Martí answers her in a long letter in which he explains to her that he cannot take the chance of losing his freedom in Cuba, that there are no guaranties, and without them he should not undertake a trip to the Island. And he ends his letter opening his wounded heart: "You tell me to come to Cuba: I would gladly give my life upon my arrival! It doesn't upset me to go, but rather to not go. If you understand that, fine. If not, what can I do? That you don't appreciate this, I already know. But I am not going to do you the injustice of asking you to appreciate a mere spiritual, secret, and unproductive dream.

Carmen remains in Puerto Príncipe until Martí, with his job as vice-consul of Uruguay, his newspaper articles and his translations in 1882 can rent a new small house in Brooklyn. There they lived with certain stability. But Carmen was a strong, temperamental, proud and jealous woman who expected Martí to be not only a good husband but also for him to dedicate his life to productive work. Before she married Martí in a letter she had confessed to him: "It is true that since I laid eyes on you I loved you, but it's also true that since I have known you I have not had a single day of peace, as my jealousy is killing me. . . ."

However, Martí was a public person who had important duties that conflicted with Carmen's aspirations. Their lack of mutual understanding continued and Carmen decided to return to Havana with Pepito in March of 1885. Carmen didn't return to New York until the middle of 1891. They had spent six years apart and it was already too late for the marriage. By that time Martí had a love relationship with Carmen Miyares. And something must have been said by her female friends, or perhaps she read in his Versos sencillos certain stanzas that said the poet had found in another woman the consolation that his wife wouldn't give him. Carmen must have been so upset that two months after she arrived, behind Martí's back and with the help of Enrique Trujillo, she went to the Spanish consulate to obtain permission to return to Cuba.

They never saw each other again, although they would write to each other periodically, and Martí kept on sending her the monthly stipend.

After Martí's death, Carmen went to New York with her son in September of 1895 to pick up her husband's belongings, but following Martí's instructions, Gonzalo de Quesada had given Carmita Miyares all the paintings and his papers.

It is right to note that before that trip Carmen tried, as soon as Martí died, for her husband's remains be given to her to bury in the Zayas-Bazán 's family pantheon. Her request to General Arderios, the General Governor of Cuba, failed. But we must recognize the dignified attitude taken by that woman, exemplary to some, selfish to others, as she faced the adverse destiny which marked her life.

Against his mother's wishes, Martí's son, when he became eighteen, joined the Liberation Army on March 21, 1897. In the battle field he earned his captain's commission. After the War of Independence, he became an engineer and he ended up being Secretary of War and of the Navy, a General and Head of the Cuban Army. He died childless in Havana on October 22, 1945.

I believe that in spite of their differences, Carmen Zayas-Bazán was the woman that Martí loved the most, although Carmen, due to her egoism and lack of understanding, didn't know or didn't want to reciprocate his vision as he longed for. Although they lived together for just a few years, Carmen never married again. She was an exemplary widow until she died in Havana on January 15, 1928. Her remains were moved from Havana to Camagüey on June 30, 1951 and placed in the Zayas-Bazán's family pantheon. That same day, the remains of José Martí we placed in a great mausoleum in Santa Ifigenia's cemetery in Santiago de Cuba.--a sad epitaph for two souls who never understood each other.


  Arriba
 
Índice de artículos
Por orden alfabético
Carmen Zayas-Bazán, una vida trágica // Carmen Zayas-Bazán, a tragic life
El Comandante Rogerio Zayas-Bazán y Ramírez (1876-1931) // Major Rogerio Zayas-Bazán Ramírez (1876-1931)
El Coronel Enrique Loret de Mola y Boza (1841-1915) // Colonel Enrique Loret de Mola Boza (1841-1915)
El General Lope Recio y Loynaz (1859-1927) // General Lope Recio Loynaz (1859-1927)
Réquiem por un político honrado (1912-1991) / Requiem for an honest politician (1912-1991

 

| inicio | libros | artículos | galería | prensa | currículum vitae | enlaces | | contactar | admin

© 2008 Eduardo Zayas-Bazán Loret de Mola - Todos los derechos reservados.
cialis hinta viron apteekissa cialis kokemuksia kamagra jelly kokemuksia viagra vaikutus viagra reseptin hankkiminen levitra vaikutus cialis hinta viagra en ligne viagra naturel kamagra gel kamagra jelly kamagra 100mg pour femme kamagra gel pas cher levitra avis levitra en ligne viagra generique cialis pas cher cialis generique levitra generique levitra pas cher viagra hinta viagra kokemuksia viagra pour homme cialis effet secondaire cialis ou viagra cialis 20mg pas cher
viagra effetti collaterali viagra generico prezzo viagra rosa nuovo cialis viagra online nz cialis pills nz cialis new zealand kamagra gel nz buy levitra nz viagra nz cialis nz viagra prezzo cialis senza ricetta cialis online levitra senza ricetta levitra online kamagra gel kamagra prezzo cialis lilly prezzo levitra generico prezzo levitra controindicazioni kamagra forum kamagra 100 mg pillole viagra generico viagra for sale nz
viagra naturel viagra pour homme cialis effet secondaire cialis ou viagra cialis 20mg pas cher kamagra 100mg pour femme kamagra gel pas cher levitra avis levitra en ligne viagra en ligne viagra generique cialis pas cher cialis generique levitra generique levitra pas cher kamagra gel kamagra jelly
kamagra preis kamagra tabletten levitra generika tadalafil 20mg tadalafil kaufen kamagra original cialis belgique viagra belgique kamagra belgique super kamagra Levitra prix viagra suisse viagra generique cialis compendium cialis prix cialis 20 mg kamagra 100 viagra bestellen viagra kruidvat cialis generiek
Levitra Vademecum,vademecum Levitra Generico,levitra 5 Mg Vademecum levitra vademecum Buy Kamagra Australia,Buy Kamagra Online Australia,Buy Kamagra Jelly Australia,Buy Kamagra Sydney,Kamagra Sydney kamagra australia Kamagra Ireland Shop,Kamagra Ireland,Kamagra Ireland Legal,Kamagra Jelly Ireland,Kamagra Online Ireland,Kamagra Northern Ireland kamagra ireland Viagra For Sale In Ireland,sildenafil For Sale In Ireland,herbal Viagra For Sale In Ireland,viagra For Sale In Northern Ireland viagra ireland Super Kamagra Australia,Buy Super Kamagra Australia,Super Kamagra Online super kamagra australia Kamagra Oral Jelly Perth,kamagra Oral Jelly Australia Paypal,kamagra Oral Jelly Australia kamagra oral jelly perth